"Una ingeniosa estrategia"

    El Premio Nadal se fundó en memoria del periodista Eugenio Nadal, siguiendo el modelo del premio Joan Creixell de novela catalana, creado en 1928 y ya desaparecido. El primer Nadal, el de 1944, se falló el 6 de enero de 1945, la concesión tuvo lugar en el desaparecido Café Suizo de Las Ramblas de Barcelona y se presentaron 26 obras, la ganadora fue la joven canaria Carmen Laforet por su novela Nada, premiando así a una autora nueva y convirtiéndola en un clásico. 

    El Nadal, nació del semanario Destino, por tanto, ya desde su origen contaría con una buena promoción a través de las páginas del mismo, y también generosamente de La Vanguardia. El jurado era fijo, siendo los fundadores: Agustí, Masoliver, Vergés y Teixidor. En 1949 se unirían dos nuevos miembros el periodista Néstor Luján, incorporado a la redacción de Destino y el novelista Sebastián Juan Arbó que había sigo el ganador del año anterior. En 1956 deja el jurado el novelista Ignacio Agustí, que perdía la propiedad del semanario, y era sustituido por el novelista Josep María Espinàs. Años más tarde Juan Arbó será sustituido por el profesor universitario Antonio Vilanova, hasta su fallecimiento en 2007.

Carmen Laforet https://cutt.ly/4jd0YKb

    Como apunta Jordi Gracia, la aparición del Premio Nadal, como la de otros premios literarios de nuestro país, surgieron de una estrategia comercial que buscaba la "movilización" del lector/a, a favor de un autor inédito. Señala como los premios literarios en España, a diferencia de los premios más importantes en Europa, premian una obra ya publicada, por tanto con un recorrido comercial, y además una calidad ya contrastada. Por otra parte, el modus operandi en los premios españoles ha permitido descubrir a nuevos autores, que a lo mejor de otra manera, no habrían logrado pasar el "muro" de las editoriales, y ésta apuesta ha provocado hallazgos muy fructíferos.

    Sin embargo, posteriormente, cuando esos premios adquieren un prestigio, ya no es así, se utilizan más bien como un sistema de promoción de autores ya consagrados, veamos el Premio Planeta por ejemplo, e igualmente el Nadal, así pues, parece haberse convertido en una estrategia editorial. Los diferentes premios están bajo el paraguas de una editorial concreta, que no sólo llevan la ganancia del título premiado sino las derivadas de títulos posteriores ya que estos autores suelen entrar en el catálogo de las mismas.

    El premio Nadal ha descubierto muchos autores desconocidos hasta ese momento, como lo fue, ¡quién lo diría! Miguel Delibes en 1947 con La sombra del ciprés es alargada iniciando así una brillante carrera. A mediados de los cincuenta con la incorporación de Vázquez-Zamora al jurado, el premio conecta con narrativas de inspiración política, y, en palabras de Jordi Gracia, "pone a novelistas nuevos y raramente solventes en los escaparates más vistosos de las librerías y las ventas..."como fue el caso de Rafael Sánchez Ferlosio con  El Jarama o Carmen Martín Gaite con Entre visillos. 

    Recordemos también en estos albores a José María Gironella ganador en 1946, con Un hombre, Elena Quiroga (1950) con Viento del Norte, o el último Nadal de la década que recae en la joven escritora Ana María Matute con Primera memoria, posteriormente traducida a 15 idiomas, dando la medida de la relevancia que año tras año va adquiriendo el Nadal. 

    En 1968 con motivo del 25 aniversario, la cuantía del premio se eleva a medio millón de pesetas y se crea el Premi Josep Pla para obras en prosa escritas en lengua catalana. Gana Álvaro Cunqueiro con Un hombre que se parecía a Orestes. En la décadas de los 70 y 80,  desfilan autores tan conocidos por nosotros como Jesús Fernández Santos, Francisco Umbral, Francisco García Pavón, Manuel Vicent o Fernando Arrabal, entre otros.

    Los 90 comienzan con el exitoso Juan José Millás que se erige como ganador con La soledad era esto, pocos años después en el 94, se celebra el 50 aniversario del Premio y la novela ganadora es Azul, de Rosa Regás, en el 98 obtiene el premio la novela Beatriz y los cuerpos celestes de Lucía Etxebarría, el año siguiente Las historias de Marta y Fernando de Gustavo Martín Garzo, y en el 2000 se alza con el premio el admirado Lorenzo Silva con El alquimista impaciente, y no podemos dejar de citar a Fernando Marías con El niño de los coroneles (2001)

...Pedro Zarraluki, Maruja Torres, Alicia Giménez Bartlett, Víctor del Árbol, Care Santos .. hasta la penúltima premiada Ana Merino con El mapa de los afectos.

    Casi desde sus comienzos el Nadal suscitó bastante expectación debido, como señala Blanca Ripoll, a su carácter revelador de nuevos talentos y a la buena calidad de la mayoría de las obras premiadas. También influyó en el mayor interés del público la ausencia, en esos momentos, de galardones literarios extra-gubernamentales. Con el tiempo esta hegemonía tuvo que compartirla con otras iniciativas por parte de diversas editoriales, como Josep Janés, que en 1946 creó el Premio Internacional de Novela José Janés o el Premio Planeta, creado en 1952 por José Manuel Lara, dotado en su primera convocatoria con 40.000 pesetas.

    Blanca Ripoll, nos pone nuevamente el foco en el hecho de como los Premios Nadal son el primer antecedente de la actual configuración del sistema de premios literarios de España, sistema singular pues galardona novelas inéditas que generan "el despertar" de talentos narrativos, llegando a constituirse algunos de ellos en merecedores de un lugar en nuestro canon literario, como fue el caso de Laforet, Delibes, Matute, Sánchez Ferlosio o Martín Gaite.

    El Premio Nadal, celebrado un año más, sin las pompas y júbilo de rigor lo ha ganado Inés Martín Rodrigo (Madrid, 1983) con Las formas del querer, un homenaje a su madre Aurora

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