Rogelio Sanchiz Catalán, director de la Biblioteca Pública de Cuenca entre 1899 y 1939, e incansable investigador de temas locales nos cuenta en su trabajo “Noticia del culto tributado a San Julián” (1909), que a mediados del siglo XVI el Obispo Don Miguel Muñoz, el Deán y Cabildo de la Catedral de Cuenca, el Corregidor Don Manuel Ponce de León y el Ayuntamiento de Cuenca y los Cofrades de San Julián, solicitaron al Papa la concesión de fiesta conmemorativa de San Julián el día 5 de Septiembre. Esta nueva celebración se añadiría a la que ya se venía celebrando el 28 de enero, día de la conmemoración de la muerte de nuestro patrón en el año 1208.
Este permiso fue concedido mediante un Breve por el Papa Julio III.
Este permiso fue concedido mediante un Breve por el Papa Julio III.
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| Rogelio Sanchíz Catalán |
Los motivos se explican en dos dichos populares que cita Rogelio Sanchiz:
El próximo 28 de Enero, no sabemos si se helará el agua del puchero, pero muchos conquenses subirán a la Ermita en la hoz del Júcar a honrar a San Julián y disfrutar de una comida campestre.
“San Julián de Enero, se hiela el agua del puchero” y “San Julián de Enero para los de Cuenca; el de Septiembre para los forasteros”.
Por una parte la crudeza del tiempo de Enero en Cuenca, y por otra, la celebración en Septiembre de ferias y mercados, con la afluencia de forasteros a la ciudad.
Desde entonces, los conquenses honramos dos veces al año a nuestro Patrón, el 28 de Enero y en las fiestas de Septiembre, que en la década de los sesenta del siglo XX se trasladaron a Agosto.
Desde entonces, los conquenses honramos dos veces al año a nuestro Patrón, el 28 de Enero y en las fiestas de Septiembre, que en la década de los sesenta del siglo XX se trasladaron a Agosto.
El próximo 28 de Enero, no sabemos si se helará el agua del puchero, pero muchos conquenses subirán a la Ermita en la hoz del Júcar a honrar a San Julián y disfrutar de una comida campestre.
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